Los padres de hoy estamos exhaustos. Estamos agotados. Trabajamos muchas horas y nuestra jornada laboral no siempre termina cuando salimos de la oficina. Viajamos todos los días al trabajo, lo que alarga nuestro día. Tenemos que llevar a los niños a las citas con el dentista, a jugar, a los entrenamientos de fútbol, a los partidos de hockey, preparar la cena, mantener nuestra casa lista para publicar en Pinterest.
Es agotador tener que lidiar con todas esas horas de conducción y de atención a los niños. Muchos de nosotros nos subimos al coche cuando nos sentimos demasiado cansados o estresados para conducir y, una vez en la carretera, hablamos por teléfono, revisamos correos electrónicos y mensajes de texto, repartimos bocadillos y cajas de jugo, buscamos juguetes caídos en el suelo, todo ello mientras avanzamos a toda velocidad por el tráfico.
Los padres se pararían frente a un autobús si eso significara proteger a sus hijos de cualquier daño, pero cometemos todos estos errores peligrosos cada vez que nos ponemos al volante.